Masculinidades

Poder, masculinidad y virilidad

Se trata de un extracto de ponencia ofrecida en el Curso Técnico Especialista en Igualdad de Oportunidades en el Empleo, IMUMEL, 7 de Mayo de 2004, Albacete, España.

«La ideología heterosexista dominante es una de las ideologías más arraigadas en nuestras identidades y suelo mental. En casi todas las culturas el género se divide en masculino y femenino, aunque existen casos de culturas con tres y cuatro géneros. Solemos aceptar que hombres y las mujeres se definen recíprocamente según un conjunto de características estereotipado, dicotómico, jerarquizado y naturalizado, que emerge de o se construyen sobre la base de nuestro sexo.

De hecho, en el plano del pensamiento y de la ciencia se ha venido trazando una distinción univoca entre el sexo biológico y el género. El género sería el conjunto de normas y roles creados y sancionados socialmente, que son asignados a cada uno de nosotros en función del sexo biológico, que sería lo dado e incuestionado.

Sin embargo este tipo de distinción ha sido problematizada (Van den Wijngaard, 1991). Rubin señaló que no podemos concebir la relación entre el sexo (macho/hembra) y el género (femenino/masculino) de una manera análoga a la relación entre la naturaleza y la cultura, ya que el sexo en sí (macho/hembra), lejos de tener una entidad intrínseca biológica o esencial de ningún otro tipo, se trata de una potente metáfora para la diferencia en Occidente, cuyo uso debe ser comprendido en término de especificidades históricas y etnográficas.»

(…) «Es cierto que el uso convencional de las categorías virilidad-hombría-masculinidad está sujeto a una serie de premisas. Generalmente las identidades de género dependen de la adquisición de una serie de atributos sociales apropiados. La anatomía, comportamiento y deseos convergen haciendo que la “orientación sexual” e identidad “normal” sean la heterosexualidad coital».

(…) «La imbricación del poder y los atributos de la masculinidad es tal, que frecuentemente se utilizan imágenes, atribuciones y metáforas del poder “masculinizado”, para representar el poder en escenarios que no tienen que ver con los hombres y las masculinidades.

Para Strathern (1988:65): “la masculinidad idealizada no trata necesariamente sobre los hombres, ni sobre las relaciones entre los sexos”, sino que es parte de un sistema de producción de las diferencias. Las atribuciones dicotómicas de género aparecen prácticamente en todo lugar como una metáfora casi-universal de cierto aspecto de la sociabilidad humana. Las formas en que estas metáforas se incardinan o utilizan en la vida social no están fijadas, forman parte de un acerbo diverso de metáforas utilizado en la construcción de nuestras identidades, pero las formas culturales jamás son replicadas con exactitud.

Es necesario comprender por qué hay imágenes y comportamientos a los que se les aplica etiquetas de género, cuándo se aplican, quién las aplica y a quién beneficia estas definiciones; o cómo las propias etiquetas varían su significado dependiendo de los escenarios y redes sociales».

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